La toma de decisiones

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Llamamos “decisión” a la determinación consciente que se lleva a cabo en las diversas circunstancias de la vida diaria que ameritan la resolución bien pensada ante una situación o problema.

Para la toma de decisiones de manera saludable, se requiere que las mismas sean objetivas, sustentadas en los principios ètico-morales y que en la medida de lo posible, mientras dependa de nosotros no afecte a terceros, a menos que; necesaria sea esta opción.

Al enfrentar un problema o una situación embarazosa, debemos darle celeridad considerando todos los factores que puedan derivar de ellos, por cuanto los mismos generan situaciones de estrés, sentimientos de culpa e inseguridad que de una u otra forma repercuten en nuestra salud mental, sobre todo si hemos estado tratando de evadirlos irresponsablemente. Al respecto cabe citar Proverbios 15: 22-23 “cuando no hay consulta, los planes fracasan; el éxito depende de los muchos consejeros. ¡Que grato es hallar la respuesta apropiada, y aún mas cuando es oportuna!”

De lo anterior se infiere, que no siempre nos la sabemos todas y en ocasiones es mejor consultar cuando tengamos dudas, antes de dar respuestas erróneas y apresuradas. Hay quienes llevados por las pasiones, por la falta de objetividad, por las decisiones unilaterales, verticales, toman decisiones equivocadas, lo cual constituye grandes desaciertos bien sea a nivel personal, familiar, institucional, entre otras.

Antes de tomar una decisión se requiere tomar en cuenta las siguientes consideraciones:

 • Determinación y reconocimiento del problema o situación así como también de los sentimientos que resulten ante el, a fin de enfrentarlo ajustado a la realidad.

• Análisis de las posibles causas que lo generaron, igualmente considerar los efectos y alternativas viables para su solución.


La resolución adecuada y oportuna nos brindaría mucha satisfacción por los logros obtenidos a nivel personal, laboral y social, coadyuvando por ende con nuestra salud integral y calidad de vida, y si en algunas ocasiones el problema no se resuelve o no se obtiene lo esperado, el esfuerzo tiene valor, lo podemos replantear y determinar su viabilidad con base a las experiencias vividas que nos permiten aprender de los errores indicándonos formas de cómo no lo debemos hacer.